Edu in the sky with diamonds
Edu Duhalde, un hippie en los sesenta,un niño triste en los cincuenta, y un montonero en los setenta, su verdadera historia.
Los jinetes de la kermese
Y esto?
sábado, 13 de agosto de 2011
lA TRANSMUTACIÓN DE MI YO VERDADERO parte 2
Recuerdo como si fuera jueves cuando hice el servicio militar, uno de mis entrañables compañeros fue Arturo Maly, a quien conocí por que en un desfile iba en el caballo de adelante cuando me dijo: -Chist, chist, petizo, mira lo que tengo.., y ahí vi que debajo de su uniforme traía chipa caliente para todos. -Desde hoy seré tu esclavo, mi amo y señor, le dije y me fui patinando hacia atrás..........................
jueves, 11 de agosto de 2011
lA TRANSMUTACIÓN DE MI YO VERDADERO
Un AGUAYO, un aguayo detrás, un aguayo detrás de un hippie azorado, pero no, mejor no hablar de ciertas cosas. Mi viaje estrematolico por el norte jujeño me dejaron dos enseñanzas: los hombres no andan en burrito y los hippies huelen a pastito seco. Me tome las medidas de mis brazos, de mis piernas y salí al sol, con una compañera que nunca me abandono y un tamal de coco. Las montañas se me venían encima, que tenia ese tamal?, me drogaron! me drogaron!....
domingo, 1 de noviembre de 2009
El duro oficio
Día Uno (El oficio de ser Mamá)
Aproximadamente hacia 1976 me inicie en un oficio historico pero muy sacrificado, bajo las enseñanzas de Benjamín Edelstein, (un activista religioso que había llegado al país con la misión de matar a Carlos Bianchi) me inicie en el oficio de pelagatos. Pelar gatos era una carrera prometedora en esos años y todos los aprendices aspirabamos a ser como Luis Majul (el corregidor de gatos de la ciudad). Mi torpeza manual sumada a la desgracia de haber nacido ciego fueron obstaculos dificiles de superar. Mi maestro me provocaba, me golpeaba, me hacia vender estampitas y comer pasas de higo en grandes cantidades.- Lo que no te mata te fortalece Eduardito- decía él, pero yo estaba toda la semana con una diarrea que me iba.
También estaba Chichita, la más linda de el pueblo, todos la deseabamos furiosamente, y el 23 de Diciembre me toco una prueba de fuego, el maestro me mando a pelar al gato de la madre de Chichita. Hací que cruce la avenida principal, (la que tiene olor a Maharbiz) y camine seis cuadras a la derecha, conte veinte pasos y palpe un pinocho de dos narices realizado en marmol¡La casa de Chichita!, que alegría, toque la campaneta y escuche pasos de gordo.....

Aproximadamente hacia 1976 me inicie en un oficio historico pero muy sacrificado, bajo las enseñanzas de Benjamín Edelstein, (un activista religioso que había llegado al país con la misión de matar a Carlos Bianchi) me inicie en el oficio de pelagatos. Pelar gatos era una carrera prometedora en esos años y todos los aprendices aspirabamos a ser como Luis Majul (el corregidor de gatos de la ciudad). Mi torpeza manual sumada a la desgracia de haber nacido ciego fueron obstaculos dificiles de superar. Mi maestro me provocaba, me golpeaba, me hacia vender estampitas y comer pasas de higo en grandes cantidades.- Lo que no te mata te fortalece Eduardito- decía él, pero yo estaba toda la semana con una diarrea que me iba.
También estaba Chichita, la más linda de el pueblo, todos la deseabamos furiosamente, y el 23 de Diciembre me toco una prueba de fuego, el maestro me mando a pelar al gato de la madre de Chichita. Hací que cruce la avenida principal, (la que tiene olor a Maharbiz) y camine seis cuadras a la derecha, conte veinte pasos y palpe un pinocho de dos narices realizado en marmol¡La casa de Chichita!, que alegría, toque la campaneta y escuche pasos de gordo.....
Y ahí estaba ella, floreciente como una cazuela de conejitos, me abrió la puerta, yo a las tanteadas agarre el pestillo sin soltar mi tijera. En ese momento mi vida cruzo como un cometa por mi mente: los médicos, las mentiras de los programas sociales, el celofán, todo frente a mis ojos como un tren incendiado, sin maquinista con destino a Ingeniero Maschwitz.

Chichita!!!!!, sos vos?, me pareció reconocer su mano velluda, su aliento agrio, no pude contenerme mas y me abalance sobre ella tocando sus partes nobles. Pero no, no era ella, era su criado el tuertito Américo que dio un chillido de satisfacción cuando toque sus pezones turgentes. Para salir de el mal paso seguí con eso hasta que el tuerto dio su alarido final y me salpico con agua en la cara. Esta la Sra. ?, pregunte tímidamente.......
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