Un AGUAYO, un aguayo detrás, un aguayo detrás de un hippie azorado, pero no, mejor no hablar de ciertas cosas. Mi viaje estrematolico por el norte jujeño me dejaron dos enseñanzas: los hombres no andan en burrito y los hippies huelen a pastito seco. Me tome las medidas de mis brazos, de mis piernas y salí al sol, con una compañera que nunca me abandono y un tamal de coco. Las montañas se me venían encima, que tenia ese tamal?, me drogaron! me drogaron!....
Edu Duhalde, un hippie en los sesenta,un niño triste en los cincuenta, y un montonero en los setenta, su verdadera historia.
Los jinetes de la kermese
Y esto?
jueves, 11 de agosto de 2011
lA TRANSMUTACIÓN DE MI YO VERDADERO
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